martes, 23 de abril de 2013

aún hay niños yunteros

la máquina se los traga
se los traga la máquina

cómo podría escribir algo mejor
que este poema de miguel
cómo podría atreverme a pensar algo mejor
que este poema de hernández

desgraciadamente
aún hay niños yunteros
muchos niños yunteros

niños que nacen condenados a la muerte
niños que no viven
niños que no sueñan
niños devorados
destrozados
malcomidos
abandonados

desgraciadamente
aún hay niños yunteros
muchos niños yunteros

Carne de yugo, ha nacido 
más humillado que bello, 
con el cuello perseguido 
por el yugo para el cuello. 

Nace, como la herramienta 
a los golpes destinado, 
de una tierra descontenta 
y un insatisfecho arado. 

Entre estiércol puro y vivo 
de vacas, trae a la vida 
un alma color de olivo 
vieja y ya encallecida. 

Empieza a vivir, y empieza 
a morir de punta a punta, 
levantando la corteza 
de su madre con la yunta. 

Empieza a sentir, y siente 
la vida como una guerra, 
y a dar fatigosamente 
en los huesos de la tierra. 

Contar sus años no sabe 
y ya sabe que el sudor 
es una corona grave 
de sal para el labrador. 

Trabaja y mientras trabaja 
masculinamente serio, 
se unge de lluvias y se alhaja 
de carne de cementerio. 

A fuerza de golpes, fuerte, 
y a fuerza de sol, bruñido, 
con una ambición de muerte 
despedaza un pan reñido. 

Cada nuevo día es 
más raíz, menos criatura, 
que escucha bajo sus pies 
la voz de la sepultura. 

Y como raíz se hunde 
en la tierra lentamente, 
para que la tierra inunde 
de paz y panes su frente. 

Me duele este niño hambriento 
como una grandiosa espina, 
y su vivir ceniciento 
revuelve mi alma de encina. 

Lo veo arar los rastrojos, 
y devorar un mendrugo, 
y declarar con los ojos 
que por qué es carne de yugo. 

Me da su arado en el pecho, 
y su vida en la garganta 
y sufro viendo el barbecho 
tan grande bajo su planta. 

¿Quién salvará a ese chiquillo 
menor que un grano de avena? 
¿De dónde saldrá el martillo 
verdugo de esta cadena? 

Que salga del corazón 
de los hombres jornaleros, 
que antes de ser hombres son 
y han sido niños yunteros.




mi querida niña
mi querida maría


desgraciadamente
aún hay niños yunteros
muchos niños yunteros

desgraciadamente la vida y la muerte
mata y se come todos los días
muchos niños yunteros

niños yunteros de los campos
niños yunteros de las ciudades perdidas
niños yunteros de las minas
de las fábricas
de la miseria
del olvido

niños yunteros que nunca irán a eurodisney
ni jugaron a hacer castillos de arena en las playas
ni podrán tener ídolos del fútbol
ni siquiera una pelota parecida a la oficial

niños yunteros atados de por vida
de su corta vida
y su larga muerte
al dolor y la humillación

niños yunteros de sombras
de melancolías
de seguro final temprano 

de pena
de rabia
de explotación
de destrucción

niños yunteros invisibles a los ojos de la rutina
invisibles a las miradas perdidas
invisibles a las máquinas que devoran la vida

maría
mi querida niña
mi querida maría

la máquina se los traga
se los sigue tragando
se los traga la máquina

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