martes, 26 de marzo de 2013

la muñeca del arco iris


había una vez, en un pequeño pueblecito blanco de la sierra de sevilla, una linda muñequita de chocolate que se había enamorado del arco iris.

cuando lo veía en el cielo, después de las intensas lluvias de las montañas, se quedaba contemplándolo embobada, ensimismada; hasta que de pronto desaparecía. siempre se había preguntado adónde se iba, dónde vivía aquel caballero tan elegante, con aquella capa de todos los colores de la naturaleza. siempre había deseado conocerlo, porque desde el primer día que lo vio allí en el cielo, tan espléndido, tan radiante, tan atractivo, tan misterioso, tan lejano, quedó prendada de él.

-¿dónde vivía ese hermoso caballero tan silencioso y tan hermoso?- se preguntaba la dulce muñequita de chocolate.

nunca antes le había gustado la lluvia, porque le ponía triste y el agua le borraba sus bonitos ojos de caramelo y su aterciopelada boca de fresa, pero desde que lo conoció ya no deseaba otra cosa que no fuera una fresca lluvia de primavera, porque sabía que después de la lluvia, aparecería el sol; y su valiente caballero saldría a galopar con su hermosa capa sobre su blanco caballo alado, sobre su bravo y orgulloso pegaso de crines largas y sedosas como el cabello de maría, la niñita, que la acunaba y le cantaba canciones, la que la abrazaba todas las noches para que no tuviera miedo a nada ni a nadie.

dónde vivía mi bravo caballero
tan silencioso y hermoso
dónde guardaba su bonita capa
de infinitos colores

le cantaba maría
a su queca

dónde vivía su valiente caballero
tan silencioso y hermoso
dónde dormía
dónde escondía sus rayos de colores

le cantaba la pequeña y frágil maría
a su dulce quequita de chocolate
de caramelo y de fresa

un día, después de la esperada lluvia, maría y su muñequita se asomaron a la ventana, dispuestas a descubrir el secreto del caballero del arco iris. esperaron nerviosas a que saliera de las montañas y que cruzará galopando el cielo. no perdieron ni un detalle de sus movimientos para poder descubrir su escondite.

el escondite de los libros
el escondite de las poesías
y el de los cuentos

¿estaria en algún hermoso jardín
junto a un precioso banco abandonado
donde solo ellos se sentaban
y solo ellos amaban
y conocían?


la preciosa niña de suave pelo y cara de ángel
de delicados ojos de alegría llorada
de leve sonrisa infinita

cogió de la mano a su muñeca y salió corriendo al prado. hoy iban a descubrir dónde vivía el arco iris.

de pronto las dos se quedaron paralizadas, petrificadas. no podían creerlo; no podía ser verdad. el arco iris, el hermoso y bravo caballero, se escondía  en las bonitas vidrieras de colores de la puerta de su casa.

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