-¿a qué te dedicas?
-¿de verdad quieres saberlo? soy carcelero
vigilo día y noche a un hombre peligroso
a un hombre sin normas
sin respeto a las sagradas tradiciones
que no teme a dios ni a sus leyes
que no obedece a sus retorcidos curas
ni a sus ridículas monjas que han decidido vivir fuera del mundo
vigilo muy de cerca a un hombre sin principios morales
que se niega a acatar la legalidad por encima de la justicia
vigilo muy de cerca a un peligroso anarquista
que no cree en nada
que lo pone todo en duda
que grita su dolor por las calles de las ciudades
que ríe su alegría desde los campanarios de los pueblos
que atraviesa sin permiso las alambradas que limitan las propiedades privadas
vigilo muy de cerca su locura
su huida continua de la muerte segura
su negativa a vivir obedeciendo
a sentarse durante horas frente a la ridícula televisión
que le dice cómo debe vestir
qué debe comer
cómo tiene que oler
qué debe pensar
cuándo tiene que reír
cuándo tiene que llorar
cuándo debe llamar
hasta donde están dispuestos a permitirle ejercer su libertad
vigilo muy de cerca a un peligroso amante
que está dispuesto a romperlo todo
por encontrarse a solas con su amada en una salvaje montaña
junto a un cristalino río
sobre un manto de hierba verde y flores rojas, amarillas y violetas
-¿de verdad quieres saberlo? soy carcelero
vigilo día y noche a un hombre peligroso
a un hombre sin normas
sin respeto a las sagradas tradiciones
que no teme a dios ni a sus leyes
que no obedece a sus retorcidos curas
ni a sus ridículas monjas que han decidido vivir fuera del mundo
vigilo muy de cerca a un hombre sin principios morales
que se niega a acatar la legalidad por encima de la justicia
vigilo muy de cerca a un peligroso anarquista
que no cree en nada
que lo pone todo en duda
que grita su dolor por las calles de las ciudades
que ríe su alegría desde los campanarios de los pueblos
que atraviesa sin permiso las alambradas que limitan las propiedades privadas
vigilo muy de cerca su locura
su huida continua de la muerte segura
su negativa a vivir obedeciendo
a sentarse durante horas frente a la ridícula televisión
que le dice cómo debe vestir
qué debe comer
cómo tiene que oler
qué debe pensar
cuándo tiene que reír
cuándo tiene que llorar
cuándo debe llamar
hasta donde están dispuestos a permitirle ejercer su libertad
vigilo muy de cerca a un peligroso amante
que está dispuesto a romperlo todo
por encontrarse a solas con su amada en una salvaje montaña
junto a un cristalino río
sobre un manto de hierba verde y flores rojas, amarillas y violetas
No hay comentarios:
Publicar un comentario