murió en sus brazos
y nadie pudo arrebatársela
nunca
se agarró a su cuerpo desvanecido
laxo
y combatió su silencio
con poemas
su frialdad
con el calor de su propio cuerpo
y con el cálido vaho de su boca
su rigidez con caricias
y besos
que la recorrían entera
su olor a muerte
con su propio sudor
su descomposición
con recuerdos de su dulce sonrisa
de sus imprescindibles ojos negros
de esa boca de perfectos
e insaciables besos
de ese pelo
que tanto le gustaba que le acariciaran
murió en sus brazos
y nunca
nadie logró quitársela
ni encontrarlos
y nadie pudo arrebatársela
nunca
se agarró a su cuerpo desvanecido
laxo
y combatió su silencio
con poemas
su frialdad
con el calor de su propio cuerpo
y con el cálido vaho de su boca
su rigidez con caricias
y besos
que la recorrían entera
su olor a muerte
con su propio sudor
su descomposición
con recuerdos de su dulce sonrisa
de sus imprescindibles ojos negros
de esa boca de perfectos
e insaciables besos
de ese pelo
que tanto le gustaba que le acariciaran
murió en sus brazos
y nunca
nadie logró quitársela
ni encontrarlos
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