miércoles, 18 de diciembre de 2013

siempre en sus brazos

murió en sus brazos
y nadie pudo arrebatársela
nunca

se agarró a su cuerpo desvanecido
laxo
y combatió su silencio
con poemas

su frialdad
con el calor de su propio cuerpo
y con el cálido vaho de su boca

su rigidez con caricias
y besos
que la recorrían entera

su olor a muerte
con su propio sudor

su descomposición
con recuerdos de su dulce sonrisa
de sus imprescindibles ojos negros
de esa boca de perfectos
e insaciables besos
de ese pelo
que tanto le gustaba que le acariciaran

murió en sus brazos
y nunca
nadie logró quitársela

ni encontrarlos

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