"Una
hispanoamericana en Andalucía.
La región de
Andalucía, con sus ocho provincias, su impresionante arquitectura patrimonial y
su particular modo de hablar, es la comunidad autónoma más poblada de España y la segunda más extensa. Qué privilegio será descubrir sus rincones,
pensé.
De a poco
fui conociendo la amplísima riqueza cultural de Andalucía, y descubrí que sus
principales rasgos se deben a la simbiosis cultural de los diferentes pueblos
que la invadieron y conquistaron. Por estas tierras pasaron desde griegos,
fenicios y romanos hasta musulmanes y judíos, todos ellos dejaron un legado inconfundible.
De ese
tiempo remoto quedan testigos silenciosos que se pueden encontrar a la vuelta
de cualquier esquina: sus ruinas, palacios, iglesias marcan la impronta única
de encantadores pueblos y ciudades, sus muros nos transportan al pasado y nos
retienen en el presente.
En la
gastronomía actual también están escondidas las huellas de la herencia
multicultural de esta región, con platos que van desde los más diversos y
variados ingredientes hasta los más simples, sabrosos, coloridos… y sin ir a
buscar muy lejos, supe que la palabra Andalucía proviene del árabe, como tantos
otros términos de la lengua española.
¡Qué lugar lleno
de tesoros!, ¡qué maravilloso que nos una la misma lengua!, sentí… Pero también
escuché que algunos españoles ponen a los andaluces “por debajo de” ya que,
entre otras cosas, consideran que hablan mal porque tienen un acento distinto y
“recortan” las palabras, a lo que un profesor Doctor en Lengua, andaluz desde
el alma hasta los tuétanos, que tuve el agrado de escuchar en una conferencia,
denomina economía del lenguaje. Es notable como los profesores de lengua,
conscientes de la riqueza que la diversidad le otorga al lenguaje, les enseñan
a sus alumnos a no avergonzarse de su dialecto andaluz, y en definitiva, de su
identidad.
¿Quién tiene,
no sólo el suficiente conocimiento, sino el derecho para emitir un juicio de
valor sobre más de 8 millones de personas?, me pregunté. ¿Por qué algunos seres
humanos tenemos esa necesidad de superioridad y de catalogarlo todo? Creo con
convicción que nada ni nadie es superior o inferior, sí existen las diferencias
y merecen ser respetadas y valoradas.
Pienso en la
cantidad de obras literarias maravillosas que nos regaló nuestra lengua y la
importancia que tuvieron los escritores españoles en la literatura hispana: desde
la Patagonia hasta los Pirineos, ¿quién no leyó en la escuela primaria Platero
y yo de Juan Ramón Jiménez?, aún recuerdo la primera frase: “Platero es
pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que
no lleva huesos…”, ¡y qué fácil era imaginarse los paisajes de España de la
mano de Antonio Machado! ¿Qué niña no soñó con su príncipe azul leyendo las Rimas
de Bécquer?, ¡y como lo querían a Federico García Lorca que a tantos rioplatenses
deleitó con sus obras de teatro!
Por cierto,
todos ellos eran andaluces, y probablemente hablaban andaluz, imaginé…
Pensando en
la poesía, aparece como un eco en mis oídos la música que encuentro más sentida
y apasionada de toda España, atrevida y poética a la vez: el Flamenco, que se transmitió
de generación en generación y que aún se respira en el aire de Andalucía. Creo
que la música y vestimenta flamencas son sinónimo de España en el mundo entero.
Pero el
espíritu de un lugar no queda completamente plasmado sin su gente. Los andaluces
son personas respetuosas, que te tienden una mano, cálidas, alegres y que
siempre ven el lado positivo; son ellos los que con su manera de disfrutar de
las pequeñas cosas, su humildad, sus arraigadas tradiciones y costumbres y su
melódico acento le dan brillo y grandeza a esta hermosa tierra."
laura gabriela prieto folino (mi argentinita)
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