jueves, 19 de diciembre de 2019

joselito maría, el mirlito blanquiverde


a joselito maría desde muy niño, y hasta antes de ser niño -en la barriguita de su mamá- le ha encantado siempre contar historias, historias bonitas y sabias para niños y niñas, para niños y niñas chiquitines y grandotes, de pocos años y de muchos años.

como digo, ya en la barriguita de su mamá era él el que le contaba historias. su mamá a veces escuchaba un murmullito que le venía de su vientre hinchado, donde joselito maría se estaba concibiendo, acercaba su oreja como podía y sentía ya la voz de joselito maría contándole cuentos. algunos no los entendía muy bien porque hablaba la lengua de los niños que aún no han nacido, que es una lengua misteriosa, pero llena de matices y mucho amor y agradecimiento por su mamá, por darle la oportunidad de traerlos a la vida.

cuando ya se hizo algo mayorcito se juntó con otros mirlitos a los que también les encantaba contar historias. en esa época oyeron hablar de irmita, la gran mirla blanca que hacía algunos años había llegado a sus tierras desde otras tierras muy lejanas y que sabía muchas historias de esas tierras y que también le encantaba, como a ellos, contarlas.

en el país lejano de donde venía, más allá del océano, les encantaban las historias y sobre todo contarlas a través de pequeños muñequitos artesanos que ellos mismos creaban. estos muñequitos se llamaban marionetas, guiñoles y títeres.

conocer a irmita, la gran mirla blanca, fue un acontecimiento que cambió para siempre la vida de joselito maría y de sus amigos y amigas. entre ellos estaba el entrañable mirlito pablito, que cuando se juntaba con joselito maría eran un pechón de reír. no podéis ni imaginaros cómo conseguían que los que escuchaban sus historias se retorcieran de risa y alegría. eran geniales. también estaban la mirlita chelito que se vestía de hada y de bruja y de todo lo que con su enorme imaginación y sensibilidad se le ocurría; y el mirlito juanito que vivía en el mismo barrio de irmita y fue quien les habló a los otros mirlitos de la gran mirla blanca, de sus historias y de que sabía cómo hacer muñequitos que hablaban; bueno los muñequitos no hablaban en verdad porque los que hablaban eran los que los manejaban, pero a los niños y las niñas, aunque sabían que los que estaban hablando eran los mirlitos, les encantaba creer que así era, les encantaba la magia que los mirlitos blancos, como así se hicieron llamar en honor a su gran maestra, conseguían transmitir en ellos.

todos los mirlitos blancos y la gran mirla blanca fabricaron con mucho amor guiñoles y títeres y un pequeño teatrillo de madera con los que recorrieron todos los barrios de su pueblo y también fueron a otros pueblos contando sus historias, repartiendo alegría y risas entre todos los niños y no tan niños y todas las niñas y no tan niñas. así estuvieron años como verdaderos titiriteros teniendo experiencias entrañables y creando ellos mismos su propia historia, sus propias historias.

aunque ha pasado mucho tiempo desde entonces, joselito maría nunca ha dejado de contar historias. ahora su historias preferidas las cuenta con un pequeño teatrito inventado por  ingeniosos japoneses que se llama kamishibai, y con él sigue recorriendo los barrios, los pueblos y las almas de la gente de su tierra, la tierra que le ha dado su sobrenombre, el mirlito blanquiverde, la tierra representada por el blanco de su pueblos y el verde de sus campos, la tierra que alguna vez, como dijo otro gran y admirado mirlo blanquiverde, volverá a ser lo que fue, tierra de luz, de hombres y de mujeres de luz que a las mujeres y hombres les dieron... y les darán.

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