viernes, 9 de agosto de 2013

había días

había días que no le importaba nada
continuar acostado o levantarse de la cama
hacerlo temprano o tarde
salir o quedarse todo el día encerrado
sin ver a nadie
y que  nadie lo viera
comer o ayunar
beber o deshidratarse
pasear o quedarse inmóvil
frente a la ventana
o la puerta
o un armario
o la simple
fría
y solitaria pared

había días que no le importaba nada
y eran precisamente aquellos días
en los que dejaba de soñar
de desear
y de amar

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