hoy te llevé al parque
y te cargaste las manos de naranjas
aunque aún estaban verdes
y terminé de leerte
y quedaste con todas las puntas dobladas
para recordar que me gustaste
para no olvidarte
para volver a leerte de vez en cuando
no ibas sola en mi mochila
también llevaba ese libro loco de saray
esa literatura de penumbra
que dispara certeramente a matar
aunque ella no quiera hacer daño
aunque ese daño solo esté en ella
y en el silencio que se le hace imposible
y todos los disparos apunten solo a su corazón
y a ese coraje que ninguna de sus balas consigue doblegar
y te cargaste las manos de naranjas
aunque aún estaban verdes
y terminé de leerte
y quedaste con todas las puntas dobladas
para recordar que me gustaste
para no olvidarte
para volver a leerte de vez en cuando
no ibas sola en mi mochila
también llevaba ese libro loco de saray
esa literatura de penumbra
que dispara certeramente a matar
aunque ella no quiera hacer daño
aunque ese daño solo esté en ella
y en el silencio que se le hace imposible
y todos los disparos apunten solo a su corazón
y a ese coraje que ninguna de sus balas consigue doblegar
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