ayer fue un día extraño para mí
desacostumbrado
acostumbrado a mi soledad
no estuve ni un momento solo
ni me sentí solo en ningún momento
te llevé al fútbol
espero que puedas perdonarme
no creo que te gustará mucho el jaleo
los gritos de cabrón usual a los árbitros
y sobre todo a los linieres
y hasta al entrenador de uno de los equipos contrarios
el motivo y la historia es largo
y no voy a aburrirte
el caso es que se esperaba con ansiedad y rabia este partido
por hechos que ocurrieron el año pasado
el rencor
el odio
la furia
las humillaciones
las frustraciones
la impotencia
la alegría brutal
primaria
se liberan en el campo de fútbol
donde casi todo está permitido
haciendo un poco de mi historia personal
nunca me gustó el fútbol
ni cuando era pequeño
y era el único deporte conocido
y jugado por mis amigos
te voy a contar un secreto
no es que fuera un niño raro
de niño nunca fui raro
fui como todos
me encantaba jugar en la calle
con mis amigos
y nunca estaba solo
-este vicio de la soledad
lo adquirí en plena adolescencia-
-imagino que sería algún fallo del sistema operativo
que nunca conseguí arreglar-
el caso era que no me gustaba el fútbol
no por rareza
sino porque era muy malo
con las dichosas pelotitas de los cojones
y cuando mis amigos jugaban al deporte nacional
católico apostólico y romano
ninguno de los equipos que formaban
me querían en él
o no me cogían y no me dejaban jugar
o me dejaban para el último
y se rifaban a quien le tocaba
con desagrado del equipo afortunado
de tenerme en sus filas
pienso que además de malo
tendrían que pensar que era algún tipo de gafe
digo yo
después de esta entrañable experiencia temprana
pude vacilar en mi época rebelde
de que no me gustaba el fútbol
y podía y criticaba con saña
a los borregos alienados que disfrutaban
y controlaban en los campos
en las calles
en los bares
y en sus propias casas
lo mío con el fútbol ha sido una sucesión
de errores continuados
el responsable de que empezara a gustarme este jueguecito
fue mi hijo mayor
no sé porqué
desde siempre le gustó el fútbol
cuando nunca lo veía en casa
y cuando siempre le hablé tan mal de él
y le recomendé
y le forcé a la práctica de otros deportes más sanos
y menos peligrosos para su integridad física y moral
afortunadamente él
no me hizo ni puñetero caso
y sin yo saberlo
se apuntaba a los equipos de fútbol del barrio
un día se presentó a una selección
que estaban haciendo
para jugar en el equipo del pueblo
y lo eligieron
los días de los partidos fuera de casa
tenía que ir junto a sus compañeros
en coches de otros padres
que yo no conocía
así que decidí
como padre responsable
llevar a mi hijo
y a los que se apuntaran
en mi coche
me sentía más seguro
y tanto yo como mi conciencia
estabamos más tranquilos
así fue como descubrí mi ignorancia
sobre este deporte
y como empezó a gustarme
con el tiempo he descubierto
que en realidad no era el fútbol lo que me gustaba
era ver a mi hijo jugarlo
igual que me gustaba verlo jugar al tenis
a la natación
al baloncesto
al ajedrez
y a todo lo que le gustaba y disfrutaba
ahora puedo decir
que no me gusta el fútbol
que me gusta verlo solo cuando juega mi hijo
porque me gusta mi hijo
mis hijos
como son
lo que hacen
lo que quieren
lo que buscan
lo que aman
y solo quiero que sean felices
después del fútbol
te llevé a casa de unos amigos
donde comimos
bebimos
reímos
nos emborrachamos
y en ningún momento me sentí solo
porque estaban ellos
y porque te tenía a ti
aunque no te leí
en mi mochila
desacostumbrado
acostumbrado a mi soledad
no estuve ni un momento solo
ni me sentí solo en ningún momento
te llevé al fútbol
espero que puedas perdonarme
no creo que te gustará mucho el jaleo
los gritos de cabrón usual a los árbitros
y sobre todo a los linieres
y hasta al entrenador de uno de los equipos contrarios
el motivo y la historia es largo
y no voy a aburrirte
el caso es que se esperaba con ansiedad y rabia este partido
por hechos que ocurrieron el año pasado
el rencor
el odio
la furia
las humillaciones
las frustraciones
la impotencia
la alegría brutal
primaria
se liberan en el campo de fútbol
donde casi todo está permitido
haciendo un poco de mi historia personal
nunca me gustó el fútbol
ni cuando era pequeño
y era el único deporte conocido
y jugado por mis amigos
te voy a contar un secreto
no es que fuera un niño raro
de niño nunca fui raro
fui como todos
me encantaba jugar en la calle
con mis amigos
y nunca estaba solo
-este vicio de la soledad
lo adquirí en plena adolescencia-
-imagino que sería algún fallo del sistema operativo
que nunca conseguí arreglar-
el caso era que no me gustaba el fútbol
no por rareza
sino porque era muy malo
con las dichosas pelotitas de los cojones
y cuando mis amigos jugaban al deporte nacional
católico apostólico y romano
ninguno de los equipos que formaban
me querían en él
o no me cogían y no me dejaban jugar
o me dejaban para el último
y se rifaban a quien le tocaba
con desagrado del equipo afortunado
de tenerme en sus filas
pienso que además de malo
tendrían que pensar que era algún tipo de gafe
digo yo
después de esta entrañable experiencia temprana
pude vacilar en mi época rebelde
de que no me gustaba el fútbol
y podía y criticaba con saña
a los borregos alienados que disfrutaban
y controlaban en los campos
en las calles
en los bares
y en sus propias casas
lo mío con el fútbol ha sido una sucesión
de errores continuados
el responsable de que empezara a gustarme este jueguecito
fue mi hijo mayor
no sé porqué
desde siempre le gustó el fútbol
cuando nunca lo veía en casa
y cuando siempre le hablé tan mal de él
y le recomendé
y le forcé a la práctica de otros deportes más sanos
y menos peligrosos para su integridad física y moral
afortunadamente él
no me hizo ni puñetero caso
y sin yo saberlo
se apuntaba a los equipos de fútbol del barrio
un día se presentó a una selección
que estaban haciendo
para jugar en el equipo del pueblo
y lo eligieron
los días de los partidos fuera de casa
tenía que ir junto a sus compañeros
en coches de otros padres
que yo no conocía
así que decidí
como padre responsable
llevar a mi hijo
y a los que se apuntaran
en mi coche
me sentía más seguro
y tanto yo como mi conciencia
estabamos más tranquilos
así fue como descubrí mi ignorancia
sobre este deporte
y como empezó a gustarme
con el tiempo he descubierto
que en realidad no era el fútbol lo que me gustaba
era ver a mi hijo jugarlo
igual que me gustaba verlo jugar al tenis
a la natación
al baloncesto
al ajedrez
y a todo lo que le gustaba y disfrutaba
ahora puedo decir
que no me gusta el fútbol
que me gusta verlo solo cuando juega mi hijo
porque me gusta mi hijo
mis hijos
como son
lo que hacen
lo que quieren
lo que buscan
lo que aman
y solo quiero que sean felices
después del fútbol
te llevé a casa de unos amigos
donde comimos
bebimos
reímos
nos emborrachamos
y en ningún momento me sentí solo
porque estaban ellos
y porque te tenía a ti
aunque no te leí
en mi mochila
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