hoy he salido temprano de casa
y vuelvo a llevarte en la mochila
vas junto a elise plain
que vende pan para la princesa
bueno la verdad
es que no sé si lo vende
o lo regala
o lo busca
o simplemente habla de él y de ella
aún no lo he leído
Y te aseguro
si no lo has visto
que ya solo su encuadernación
es motivo para buscarlo
y llevarlo contigo donde quieras
como yo hago
es preciosa
la encuadernación
ella y su poesía aún no lo sé
recuerda a las libretas de los colegios
con sus espirales de alambre
pero el libro es más bello
y lleva dos ventanas
que dejan ver algo de su interior
hoy te he llevado
por donde ayer
te dije que no te llevaría
que no me gustaba
la contradicción es un sentimiento muy humano
y mío también
me gusta contradecirme
sentirme impredecible
imprevisible
insospechable
increíble
dudoso
tan mentiroso
que nadie crea en mí
que crea que aún no he madurado
o que he involucionado cítricamente
peligrosamente
caminando contigo
en mis manos
y leyéndote a ratos
porque a ti
hay que leerte a ratos
para no perderte nada
para no perderme nada
para exprimirte
hasta la última gota
y comerte hasta la pulpa de tus naranjas
pensaba en un principio
llevarte al campo
pero debe de estar embarrado
lleva días
sobre todo noches
que llueve todos los días
todas las noches
pasando junto al cementerio
tuve el impulso
-a otras les gustaban mis impulsos
al menos eso me dijeron-
de entrar
ese pálpito
que te hace a veces ganar
en la lotería o en la primitiva
y entré
siempre me gustaron los cementerios
aunque solo de visita
yo nunca me quedaré
a vivir en ellos
en ellos hay demasiados recuerdos
demasiados silencios
demasiados olvidos
demasiadas esperanzas truncadas
demasiadas penas insalvables
demasiados rencores
demasiadas muertes
más muertes que vidas
todas las muertes
de todas las vidas
esto es una simple anécdota
que me ha llamado mucho la atención
uno de los nichos enjaulaba atiborradamente
flores artificiales
hasta el punto de no dejar ver la lápida
de no poder saber quién había decido pasar allí
el resto de su muerte
siguiendo con las anécdotas
tengo varias de joven
una vez fui con mi amigo del alma
a pintar tumbas
y a escribir poemas
el viejo vigilante
que era un estúpido guardia inci-vil re-tirado
se acercó a mí
y viendo mi dibujo
me dijo que de allí no podía salir nada
que eran las normas
-me cago en las normas-
yo me quedé confuso
no podía creer
lo que estaba escuchando
le expliqué que yo no me iba a llevar nada
que solo era un dibujo de una tumba
con la escultura de un monje arrodillado
que tapaba su cara
quizás avergonzado
por la ridícula y absurda situación
y volvió a insistirme con la misma frasecita
de los cojones
se la tenía bien aprendida el muy cabrón!
yo pasé de él
e igual hasta lo mandé a la mierda
no recuerdo
y por supuesto
me llevé mi dibujo
que salió del cementerio como yo
mucho más orgulloso
de como entré
al final te he traído al mediocampo
sí
al mediocampo
no a en medio del campo
las grandes ciudades ya solo tienen parques o macetas
para poder tocar la tierra
y a los pueblos grandes
como el mío
aún les queda mediocampo
que no es un campo completo
entero
al que solo llega el sonido de los animales
y de los árboles
pero a veces da el pego
para encontrar campo
cada vez está más difícil
y hay que coger hasta el coche para intentarlo
y aún así muchas veces
fracaso en su búsqueda
sé que no te gustan los bichos del campo
sé que odias los bichos
que se meten y salen de tu boca
como si estuvieras enferma
como si vomitaras
y te tragaras tu vómito
pero no te preocupes
te tengo vigilada
y ningún bicho osará acercarte a ti
si alguno lo consigue
habrá sido por encima de mi cadáver
D. E. P. A.
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